El proyecto consiste en la implantación de un restaurante como uso complementario en un edificio de oficinas, convirtiendo la planta baja en un espacio de encuentro para sus trabajadores. Entre el ritmo frenético de las oficinas, surge un restaurante que se abre al jardín, donde el interior y el exterior se entrelazan. La organización se teje en torno al movimiento natural del lugar: cocina, lavado y almacenes, dan soporte a la barra y al comedor, un ámbito abierto y luminoso que acoge diariamente hasta cien personas en su tiempo de descanso.





