Proyecto de cambio de uso de una vivienda unifamiliar, situada junto a las ruinas de un convento en pleno Camino de Santiago, para su transformación en un hotel rural de cuatro estrellas con 21 habitaciones. El hotel se desarrolla en la edificación original y se amplía mediante un nuevo volumen adosado, que incorpora las áreas de ocio, spa y restauración. La rehabilitación respeta la arquitectura existente, y la ampliación se integra manteniendo el carácter del conjunto, con muros revestidos en piedra, cubierta a dos aguas de teja cerámica y huecos verticales.

Se renovaron íntegramente las instalaciones con criterios de máxima eficiencia energética, incorporando un sistema de suministro mediante placas fotovoltaicas y un aislamiento térmico por el exterior (SATE). El jardín se completa con un huerto propio destinado al uso del hotel. El encargo, desarrollado en misión completa, incluye los trabajos de paisajismo, interiorismo y amueblamiento.